Cesar Biojo quiere representar, a través de la pintura, los conflictos de la condición humana, el problema que genera el saber que nuestra existencia es finita, irrepetible y aparenta carecer de sentido alguno. La pintura arrastrada es un mecanismo que Biojo utiliza para deshacer la imagen de la persona que retrata. Empieza por crear el personaje y después intenta destruirlo, dejando un rastro de su retrato, una huella de su esencia. El final de un evento es la mejor evidencia de su existencia: Biojo genera una narrativa que inmortalice el camino de todos los que pasan por su pincel. La eternidad, lo efímero, la ausencia del tiempo el artista congela en sus cuadros el nacimiento, el desarrollo, el declive y la muerte del ser humano. Pieles, rostros, cuerpos desnudos escarchados sobre el azul de su pintura al óleo: el tiempo se detiene un instante para la persona retratada y para quien la mire.
